¿Desde cuando existe el síndrome posvacacional? Por que mi padre, desde luego, no lo tenía. Y mucho menos mi abuelo y la gente de su generación.
Ciertamente a nadie le amarga un dulce. Y mucho menos unos días de tranquilidad en la playa, en la montaña o recorriendo una bonita ciudad. Así que si ese ha sido tu caso, debes sentirte afortunado pues otros muchos se han quedado en casa porque el presupuesto o la falta de trabajo no les permite darse apenas un capricho, y eso con suerte.
Dolor de cabeza, fatiga, insomnio... ¿Cómo es posible que tras unos días de descanso cueste volver a la rutina y al ritmo de la oficina? Alégrate de poder volver al trabajo y de encontrarte de nuevo con tus colegas y compañeros. Afronta el regreso con motivación y optimismo. Céntrate en lo que tienes: un trabajo que te permite realizarte profesionalmente, pagar facturas y, además, irte de vacaciones. Déjate ya de tonterías.
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